Piratas, vampiros, rock psicodélico y el tono de todo ello
Pirática era un libro que me estaba haciendo ojitos desde hacía tiempo. Allí, cómodamente instalado en la estantería de la biblioteca pública de mi barrio, incitándome con su lomito brillante de tonos cobrizos. Pirática es un libro juvenil de Tanith Lee. Claro, cuando me enteré de que la diosa Tanith había escrito un libro de piratas la cosa se quedó grabada a fuego en mi sucio corazón. Además cabía la posibilidad de que, teniendo la protagonista dieciséis años, el libro también le interesara a mi hija mayor, que anda más o menos por la misma edad (spoiler: ya me ha dicho que no), así que tocaba leérselo antes de que fuera demasiado tarde.
Cinco estrellas sólidas de Goodreads. Un pasapáginas. Ese libro no se lee, se bebe. Es drogaína, etc., etc., etc. La cosa va de que Artemesia, la prota, que está en un internado de esos estirados de principios del siglo XVIII (pero este no es un siglo XVIII cualquiera, sino un siglo XVIII alternativo en una Inglaterra alternativa en la que ha habido una revolución y ahora es una república, sin embargo Francia sigue con su reyezuelo. Mola ¿no? Todo mola en este libro), como decía, Artemeisa, que es la prota, se cae de la escalera cuando está practicando esa habilidad fundamental para toda señora respetable que es descender por los escalones recta cual palo de escoba (para lo que en ese sitio tan guai usan la vieja técnica de plantar un libro sobre la cabeza de la interfecta) y se golpea la idem con la barandilla, lo que le hace recordar de golpe escenas de su infancia en un barco pirata junto a su madre, la Pirática de título. Y ahí se da cuenta de que está haciendo el idiota y tiene que coger la vida por los cuernos, antes de que sea demasiado tarde*. Así que se escapa y luego pasan cosas. Muchas cosas. Podría decirse que es una novela de iniciación (un coming of age de esos), pero contado desde una perspectiva muy particular, juguetona, aventurera y romántica. Porque la diosa Tanith recoge todos esos tópicos de las novelas de piratas y los adapta con total soltura a su conveniencia, y a conveniencia del tono de la historia. Art es un personajazo, una chica decidida y obstinada que va creciendo ante nuestos ojos. En el primer acto su autoridad está marcada por su inconsciencia y el recuerdo de su madre, pero al final de la novela el lector puede reconocer que el peso de su autoridad proviene de todo lo vivido y de la sagacidad que ha ido demostrando a lo largo de la misma. Su relación de amor/odio con Felix, personaje que funciona como contrapunto y polo de atracción constante, es maravillosa. Los giros son emotivos. El final justifica el mundo alternativo en el que la diosa Tanith enmarca la novela. Sus elipsis son atrevidas y divertidísimas. Y sus personajes dicen cosas como estas:
Jamás temas al mar, es el mejor amigo que las personas como nosotras podamos tener. Mejor que cualquier tierra firme, por muy hermosa que parezca. Y aunque naufraguemos y nos hundamos en las profundidades del mar, tampoco a eso debes temerle, pues aquellos que el mar retiene consigo duermen entre sirenas y perlas en reinos sumergidos.
Usted, señor, es una vergüenza para este mundo.
El mundo es en sí mismo un escenario, señor, y todos los hombres y mujeres que habitan en él son meros actores.
Luego lee uno cosas en goodreads como que nada es verosímil y por eso es una mierda, pero qué sabré yo. La diosa Tanith escribió otros dos libros continuando la historia, así que ya caerán. Después de terminar Pirática tuve el impulso de leerme toda su obra cronológicamente, pero cuando comprobé en la isfdb la desopilante insensatez de ese reto dejé el pensamiento en barbecho.
Only Lovers Left Alive, la peli de vampiros de Jim Jarmusch, también me hacía ojitos desde hacía tiempo. En su estreno la dejé pasar porque no me atrajo mucho, con ese aire de peli de habitación cerrada. Pensaba que iba a ser una cosa pomposa y pretenciosa**. La peli es de esas que salen de vez en cuando en las listas y las conversaciones sobre cine de terror, y siempre muy bien valorada. Así que ya me iba tocando verla. Y, claro, me ha enamorado por completo. Hacía tiempo que una peli no me pegaba tan fuerte. De hecho, volví a verla el siguiente fin de semana, porque inmediatamente se convirtió en un lugar íntimo, en una especie de hogar sentimental. Después de un día espantoso en el trabajo, era justo lo que necesitaba, ver a estos dos seres de luz ocultándose en la oscuridad, alimentándose de seres humanos y maldiciendo sobre las putas mierdas zombies.
La peli va de vampiros enamorados. Hay quien dice que no es una peli de terror. La verdad es que sustos no tiene. Ni escenas terroríficas. Al contrario, es una peli muy romántica. Lo que pasa que el elemento transguesor, la figura fantástica, la inmortalidad del vampiro, forma parte de su médula espinal. Es decir, tenemos a dos vampiros, Adam e Eve***, que están casados, pero que viven separados, se adoran el uno al otro y son la molonidad vampírica máxima. Sí, no se puede molar más que estos dos vampiros. Adam es retraído, apenas sale de casa, odia a los seres humanos (a los que califica acertadamente como «zombies») y depresivo, pero es enormemente creativo: tiene la casa llena de instrumentos musicales, los toca todos y compone música excelsa que una selecta minoría adora. Eve es dinámica, decidida, curiosa, optimista, sensible y tiene la casa llena de libros; no crea nada, todo lo absorbe. Tiene un tacto asombroso. Y los dos personajes se complementan a la perfección. Son como el ying y el yang. Separados no están completos. Toda la película está construida en torno a esta dinámica complementaria de los personajes, desde su presentación inicial hasta el plano final. Eve y Adam empiezan separados. Son vampiros elegantes que han construido una cotidianidad cómoda y segura. Consiguen la sangre más pura posible y se toman un chupito al día, que es como droga o sexo para ellos. Se ponen como una moto cuando pegan un trago****. Pero, estando separados, las cosas no van bien («Nunca he sabido porqué vivís separados vosotros dos», le dice a Eve (y parafraseo) el Christopher Marlowe interpretado por Johh Hurt en un momento dado), así que ella viaja (en un vuelo nocturno, claro) a casa de Adam. Me encanta la secuencia de su llegada: a él se le ilumina la cara; el ritual de entrada en la casa; cómo se abrazan; cómo le besa las manos tras quitarle los guantes… Luego la peli nos cuenta cómo su amor va consolidándose en gran parte a través de esa cotidianidad hasta que, debido a una serie de desafortunados incidentes, tienen que pasar a la acción y la película se acaba. Porque solo los amantes sobreviven.
En realidad, la peli no tiene un argumento interesante. No pasan grandes cosas. No hay conflicto. Ni tiene ninguno de esos giros de guion tan valorados hoy en día. La peli te cuenta el día a día de estas personas (más bien, ejem, la noche a noche), que puede resultarle aburridísima a mucha gente, pero que a mí me parece fascinante. Cómo Eve le ha preparado unos polos a su chico tras llegar a su casa. Cómo juegan al ajedrez. Cómo se cuentan historias el uno al otro y cómo disfrutan de ello. ¿Hay algo más romántico que eso? La peli está llena de esas historias asombrosas, contadas o sugeridas, desde la teoría Marlowe hasta el sonido de las enanas blancas, pasando por la mitología sobre Nicola Tesla. Una de las cosas que me entusiasma de la peli, aparte de la filosofía de Adam y sus putos zombies de mierda, es que todo gira en torno a la caracterización de ellos dos. Es decir, que tanto a través de la cotidianidad como de la acción dramática, todas sus reacciones los definen a la perfección. Por ejemplo, cuando, después de una noche de fiesta, Adam se lamenta de que su haya roto su guitarra de 1905, Eve coge la caja entre sus manos y la examina con curiosidad, para decir algo así como «¡Qué bella es por dentro!». Porque, en lugar de lamentarse como Adam, de echar pestes, de dejarla a un lado o de terminar de destrozarla, Jarmusch elige que la reacción de Eve sea precisamente esa, la de tomar el cuerpo destrozado de un instrumento para admirarlo todavía más, y eso define perfectamente a ese personaje, una criatura inalcanzable en sus gustos, intereses, inteligencia e intuición. El tipo de vampiro que algunos ansiamos ser. Y, en ese sentido, la composición de Tilda Swinton me parece magistral.
Añadiré aquí que Only Lovers Left Alive también destaca por su tono. Ritmo, iluminación, actuaciones, foto, todo está supeditado a un tono concreto. No sé, igual estoy mirando en los sitios equivocados, pero es algo que no suelo ver hoy día en pantallas, la verdad.
Descubrimientos musicales recientes: Meatbodies, The 8-Bit Big Band y We Used to Cut the Grass. Meatbodies era uno de los grupos del Ebrovisión de este año. Llevamos 3 años yendo a este festival que se celebra a principios de septiembre en Miranda de Ebro (provincia de Burgos). Desde entonces dedico una buena parte del mes de agosto a escuchar los grupos que forman parte del programa y me quedo con los nombres que más me interesan. Este año han sido básicamente Meatbodies y Sexy Zebras. Me encanta el rock psicodélico y a ratos duro de Meatbodies, qué le voy a hacer. En el concierto éramos cuatro. También es cierto que era un horario pésimo, un viernes a las 14:15 del mediodía. Ahora estoy enganchadísimo con Alice (2017), su segundo disco. The 8-Bit Big Band y We Used to Cut the Grass son dos big bands que descubrí en los resúmenes semanales de Bandcamp. La primera hace versiones loquísimas de música de videojuegos. La segunda hace una música loquísima, simplemente.
Pero no todo van a ser disquitos, libritos y peliculitas. En la vida hay muchas cosas más, como combatir plagas domésticas, reclamar el dinero de aquella pizza que nunca llegó a casa, compartir espacio con putos zombies de mierda en el trabajo, cocinar lentejas en la crock-pot o llevar el coche al taller. En el aspecto creativo, sin embargo, estoy enfrascado en Trato, que será la lógica continuación de Truco, el relato jalogüiniano del año pasado. Mi intención es que esté listo para el 31 de octubre. En él veremos qué ha pasado durante todo este tiempo con Guille, Pedro, Jose y Diego. Y el viejo podrido, claro. Porque el viejo podrido está de vuelta. El viejo podrido siempre vuelve.
Próximamente, Weapons, Sour Candy y yo qué sé más.
* Sí, unos nos ponemos a leer libros, otros se hacen piratas
** No me daba cuenta de que Jarmusch nunca lo es; podrá ser otras cosas, pero pomposo o pretencioso, jamás
***Porque, según la Ortografía de la lengua española, si la palabra extranjera después del «y» se empiza a pronunciar con /i/, hay que escribir «e» en vez de «y», como «estúpido e idiota», «rojo e índigo» o «templos e iglesias». «Eve» se pronuncia /iːv/. Así que «Adam e Eve» y «Android e iphone».
****¡Chúpate esa, Plata o Plomo!