Tsundoku mayo 2019

Todos tenemos un lugar donde recogernos. Unas coordenadas que guardan una parte de nuestra esencia, una combinación ciertos elementos que engarzan con algo profundo, o con aquello que nos ha marcado en el pasado.

En mi caso ese lugar es un pueblo surfero de Cantabria. Quién me lo iba a mi a decir. Pero es un sitio que me tiene literalmente enamorado. Vivir allí es el sueño de mi vida. Lo que pasa es que no tengo muy claro si uno debe perseguir sus sueños; cuando se cumplen siempre hay una cierta decepción que corre el riesgo de desembocar en estrépito.

Me acerqué por allí a principios de mes, aprovechando el generoso puente que tuvimos en Madrid. Uno de aquellos días nos acercamos a Santander a visitar a unos amigos. Junto a un parque había instalada una carpa para la Feria del Libro a la que no me pude resistir. De allí me traje los primeros trofeos.

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Todo lo que hace La Felguera me gusta, y esta recopilación de breves artículos recorriendo los intersticios de la Historia es una fuente inagotable de ideas. La Historia de España contada a las niñas la tenía en mi radar desde hace tiempo. Los otros dos fueron regalo de la Feria, por el gasto: poesía, claro.

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La Historia de España… me recordó inevitablemente el crimen de Alcasser y, consecuentemente, el libro de Antipersona que tenía echado el ojo. Por eso, cuando volví a Madrid, hice un encargo a la editorial y, ya que estaba, además de Alcasseriana, me traje Fafner, que también le tengo muchas ganas (con ese pedazo de portadaca que trae), y el Polybius de Francisco Jota Pérez, porque cualquier cosa que tenga “Polybius” y “Francisco Jota Pérez” juntos tiene que ser Lujuria Viva. El panfleto Sociedades secretas contra el Estado pintaba bien; me pareció una buena guinda para coronar el pastel.

Este mes todos ejemplares el papel. Caprichos que uno debe permitirse en ocasiones.

Seguimos acumulando.