Tsundoku junio 2020

Solo he cazado dos ejemplares físicos este mes, un par de referencias bibliográficas para el trabajo. El resto son trofeos digitales con motivaciones diversas.

 
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De Eltonsbrody dicen en Valancourt Books que «terribles secretos acechan tras las puertas cerradas de las habitaciones en desuso de la mansión Eltonsbrody. La tensión irá aumentando hasta desembocar en un final impactante y memorable que nos revelará el completo terror que habita entre sus muros». Además, el autor es caribeño y el libro estaba de oferta. Así es imposible resistirse.

Durante el mes de abril atrapé una oferta de dos meses gratis de Kindle Unlimited, el servicio de suscripción a e-books de Amazon. La oferta no es para tirar cohetes, pero no está mal. Tenían la obra de John Langan, un autor que me interesa mucho, y empecé a leer The Wide, Carnivorous Sky and Other Monstrous Geographies, que es un libro que tenía en el radar desde hacía tiempo. Como mis lecturas son erráticas por naturaleza y el confinamiento no ha hecho sino aumentar mi desorientación, se me han pasado los dos meses y el libro aún estaba por la mitad, así que he terminado comprándolo para terminármelo tranquilamente. Es magnífico, por cierto. El relato que le da título es una maravilla y The Shallows, cuya trama ocurre después del alzamiento de Nuestro Magnífico y Terrible Dios Cthulhu, es uno de los mejores relatos modernos de los Mitos.

Night Shift, traducida aquí como En el umbral de la noche, fue la primera antología de relatos de Stephen King, publicada allá por 1978. Gran parte de los relatos han tenido su correspondiente adaptación cinematográfica; particularmente recuerdo un par de ellos en aquella película que echaban una y otra vez en el Telecinco de la era Berlusconi, Los ojos del gato. La mayor parte de los relatos fueron publicados por primera vez en revistas para adultos, que es algo que, siendo una salida habitual para los autores de la época, siempre me llama poderosamente la atención y me evoca aquellos momentos de cambio social y ausencia de Internet. Necesitaba consultar este libro para algo que estoy escribiendo y la edición digital estaba barata.

Dandelion Wine es el libro favorito de uno de mis autores favoritos. Ray Bradbury marcó una época muy concreta de mi vida y me enamoré de su escritura desde lo primero que leí de él (Crónicas marcianas). Uno de mis relatos de terror preferidos (El siguiente de la fila) está incluido en su antología El país de octubre, que es mi «segundo libro favorito» de Bradbury. El vino del estío, que es como se llamó aquí (¡y qué buen título, por cierto!), lo leí por vez primera en una de esas inolvidables ediciones de Minotauro en tapa dura, sacada de la biblioteca pública, y recuerdo exactamente el momento y el lugar de su lectura, y las sensaciones que me despertó. Llevaba ya un tiempo queriendo releerlo, y esta voluntad se ha transformado en necesidad después del confinamiento. Así que por fin vuelvo a mecerme sentado en el porche junto a Douglas Spaulding y todos los días del verano por delante, listos para ser devorados. Te echaba de menos, Ray.

Eso es todo por ahora. Seguimos acumulando.

Tsundoku mayo 2020

El mes de mayo trajo piezas de indudable calidad a la Torre. Una gran recolecta, sin duda:

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Lo primero que llegó fue una compra que hice justo antes de quedarnos encerrados todos en casa. Una de las dos lecciones que yo he sacado de este confinamiento es que, si puedes, es mejor pasar de los intermediarios. La otra es dejarse de amazonas y apoyar el comercio local. El caso es que la buena gente de Cerbero me lo hizo llegar cuando las aguas empezaron a volver a su cauce. Todo esto me apetece mucho leerlo; lo tenía echado el ojo desde hace tiempo. La encuadernación de Cuéntame un cuento japonés… me tiene totalmente enamorado.

En el Club de Lectura de Terror de Dentro del Monolito hemos empezado a leer el Noctuario de Ligotti, y yo no sé qué estáis haciendo que no os apuntáis ya a tan distinguida sociedad de adictos a escalofríos deliciosos. Del Noctuario llevo leído un tercio y, como era de esperar, no decepciona. Me gusta degustarlo a sorbitos, como un vaso de absenta. Da igual por qué página lo abra, que siempre encuentro una frase me que conmueve. Creo que la importancia de Ligotti no hace más que crecer y crecer.

Palabras mayores es un ensayo con recomendaciones, respuestas, curiosidades o propuestas para mejorar el uso del lenguaje, en pequeñas píldoras. Concretamente, 199 pequeñas píldoras. Me lo recomendó mi mentora. Pero ese es otro tema del que quizá hable algún día. O quizá no.

Paperbacks from Hell. Y ¿qué diablos puedo yo decir de Paperbacks from Hell que no se haya dicho ya? Ese libro es un Acto de Amor y exuda sensualidad y erotismo por todas y cada una de sus moléculas de tinta. Por cierto, que el autor es el mismo de Horrorstör, al que también tengo echado el ojo. En cuando me dé la venada, lo veréis desfilar por aquí. Me refiero al libro, no al autor.

Las obras completas de Poe. ¿Por qué no? O, mejor dicho ¿cómo diablos es que no contaba ya con semejante pieza entre mis trofeos? Era, sin duda, una falta indecorosa. Tenía por ahí una versión pdf de sus Tales of Mistery and Imagination ilustrada por Clarke, pero detesto leer en una pantalla, además de que ahí faltan obras. Después de leer Technicolor, el relato de John Langan sobre La máscara de la muerte roja incluido en su The Wide, Carnivorous Sky and Other Monstruous Geographies, me vi obligado a volver al relato de Poe, así que pillé el e-book de Delphi, de los que tengo algunas obras completas de otros autores y siempre me han ido bien. Tengo que revisar la peli de Corman, por cierto: recuerdo que las vi todas en mi adolescencia, en un ciclo que echaron en la segunda cadena, si mi memoria no me falla. También tengo que revisar La narración de Arthur Gordon Pym. Lo leí hace demasiados años, y me encantó.

De Enoch Soames leí en algún sitio que era un relato fundacional del terror moderno. Así que lo cacé enseguida. Fue presa fácil.

The Delicate Dependency es una novela de vampiros que estaba incluida en una de las ofertas semanales de Valancourt Books. Buenas críticas y depreciación del dólar, ¿qué más se puede pedir?

Charles Beaumont es un autor poco conocido por estos lares. Escribió unos cuantos episodios de Twilight Zone, y lo he visto como propuesta de lectura de otro club que hay por ahí. No he leído nada de él, y esa es una falta que debería corregir.

Por último, Cuentos de ánimas es un juego de rol narrativo sobre terror rural. Evidentemente, tenía que cazarlo. Lo estoy leyendo estos días, es bastante inspirador.

¡Qué buena cosecha, por Tanith!

Seguimos acumulando.

 

Tsundoku abril 2020

Un buen mes de caza, el pasado abril. De todo pelaje y condición.

Empecemos por lo más aburrido, para ir avanzando hacia cosas de más enjundia: tres nuevos ejemplares para la biblioteca de diccionarios y obras referenciales.

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No puedo dejar pasar la oportunidad de ensalzar el Diccionario temático de frases hechas, es un trabajo de recopilación minucioso y de indexación difícilmente superable. Totalmente recomendado.

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Una de las primeras noches del confinamiento me puse Wounds (adaptación del relato The Visible Filth, de Nathan Ballingrud) en Netflix porque había oído cosas muy buenas de esa película (pero también malas, por qué no decirlo) y el género, como sabéis, me apasiona. No tenía intención de verla de una tacada, porque se me había hecho tarde, tenía que madrugar al día siguiente y, la verdad, no esperaba mucho. Pero ese arranque tan potente, con la pelea en el bar, y esa puesta en escena tan Lynch y Kubrick durante la parte central de la película hicieron que me pellizcara de asombro: ¿cómo era posible que esto no fuera unánimemente aclamado como una puñetera obra maestra? Evidentemente, me quedé hasta el final y me fui a la cama con una placentera sensación de inquietud, varias imágenes macabras y un sentimiento de eterna gratitud. La película se quedó grabada y además cristalizó en alguna cosilla que estoy intentando desarrollar. Obviamente, tenía que comprar el libro. He de decir que, una vez leído el relato, es una puta maravilla y la adaptación capta perfectamente en imágenes las dinámicas subyacentes de la historia. De hecho, es prácticamente calcada. El problema viene en el desenlace: es imposible de adaptar al medio y la solución adoptada, aunque no me parece errada, entiendo que pueda resultar desconcertante.

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Ahora tenemos la pila de ofertas de Lektu. Temas, formas y estilos variados para ir degustando poco a poco.

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Algunas editoriales también han ido sacando ofertas durante el confinamiento. Valancourt saca algún e-book con cierta frecuencia, y aproveché la oferta para hacerme con este ejemplar, que viene precedido de buenas referencias, de Michael McDowell, quien resulta que fue el guionista de Bitelchús y Pesadilla antes de Navidad. No lo sabía. El círculo se cierra.

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También Apex sacó su paquete de oferta y, claro, no pude resistirme.

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Ya vamos terminando. Navegando por los océanos cibernéticos me topé con una revista británica de folk-horror. Obviamente quedé atrapado como una mosca en una Dionaea muscipula y no tardó mucho en llegar a la Torre este ejemplar de Hellebore dedicado a los sacrificios rituales humanos, esa práctica tan incomprendida.

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Por último, la antología en dos volúmenes T.errores con lo mejor del terror contemporáneo en castellano, en la que he tenido el honor de participar con un manual imprescindible en los tiempos que corren. Ya he podido de leer unos cuantos relatos y debo reconocer que el nivel es altísimo, así que imagino que mi presencia allí debe tratarse de un lamentable “t.error”. La podéis encontrar también en Lektu.

 

En resumen, un mes muy completito, abril.

Y este mes de mayo tampoco va por mal camino, la verdad: seguimos acumulando.

Tsundoku febrero 2020

Poca, pero selecta, la caza del mes pasado. Toda virtual.

 
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De Tamara Romero no había leído aún nada y, viendo que había sacado un nuevo libro (La estatua que tiembla que, por cierto, pinta muy bien) y que me apetecía leer un poco de relato, cacé Cuarto acercamiento al ovni (¡Qué portadaza, por cierto!). He leído ya unos cuantos relatos y me está gustando mucho. Me encantan los nombres que pone a los personajes, me recuerdan a los de La guerra de las galaxias: Vívica Philo, Iris Nursia o Atena Telurian. El relato que da título al libro ganó el premio Ignotus aquel año, con todo merecimiento: es un relato extraño y crecientemente inquietante. Hay en todos ellos una inclinación por el bizarro que les sienta muy bien. Recomendadísimo.

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Cuando arrancó el invierno se despertó mi ansia de folk horror, un ansia que se venía cociendo durante los meses anteriores, porque a finales de octubre se juntaron la presentación en Madrid (a la que tuve la suerte de poder asistir) de la colección de ensayos sobre el tema, coordinada por Jesús Palacios para la editorial Hermenaute (que precisamente tengo justo aquí al lado mientras escribo esto), y la publicación de The Redenning, una nueva novela folk horror de Adam Nevill, Ese ansia fue creciendo, y el acortamiento de los días, las repetidas nieblas, los paisajes helados de la meseta con sus árboles esqueléticos y las hojas oscuras pudriéndose sobre el suelo húmedo me incitaron a buscar algún libro del subgénero. Finalmente me decidí por la obra de Nevill, que he leído vorazmente. En ella brillan la ambientación y una penetración psicológica que impulsa la tensión hasta niveles máximos en los momentos importantes.

Y eso ha sido todo por este mes.

Seguimos acumulando.

Tsundoku enero 2020

Vampiros, laberintos, feminismo y finanzas en el tsundoku del pasado mes de enero. ¿Vampiros feministas perdidos en el laberinto de las finanzas? Podría ser. 

Veámoslo:

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Encontré este libro ojeando en una librería de Miranda de Ebro. Me fascinan los laberintos y ya tengo algún otro ejemplar, pero este promete un ameno recorrido histórico y geográfico por el tema. No creo que tarde mucho en irlo leyendo.

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El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, lo tomé prestado de una biblioteca porque necesitaba documentarme para algunas de mis historias, y me pareció tan imprescindible que tuve que comprarlo. Conseguí leerlo dentro del mes del plazo de préstamo (una proeza para mí, porque son novecietas y pico páginas de letra apretada) y me pareció tan útil que me lo compré después en formato electrónico, que es más barato y fácil de consultar, subrayar y llenar de notas. Cuando uno desarrolla su interés por la cultura europea es fácil que se tope con la figura de Simone de Beauvoir, pero la necesidad de leerme este libro la despertó el ensayo The King de Errata Naturae, donde se le cita para aclarar la psicología de algunas de las protagonistas de las obras de Stephen King.

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Este manual de Contabilidad y Finanzas para no especialistas venía recomendado en un curso de traducción financiera que seguí recientemente. Creo que me vendrá bien para mis recientes emprendimientos. Llegó por mensajero, a través de ese milagro llamado Iberlibro.

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Y este libro no lo conocía, pero en twitter leí algo sobre el autor que me impulsó a comprarlo y, oigan, tiene muy buena pinta: una historia de venganza adolescente sobre un grupo de vampiros modernos; a ver si le hinco pronto el diente. Este es electrónico.

 

Estos fueron los ejemplares cazados durante el mes de enero.

Y, por supuesto, durante el mes de febrero seguimos acumulando.

Tsundoku diciembre 2019

Una vez más, ha transcurrido más de medio mes sin darme apenas cuenta y una vocecilla en mi cabeza me recuerda la cita periódica:

            —Ay, Bernard, Bernard, ¡otro mes más que te abandonas a la indolencia! ¿Te has dado cuenta de estamos llegando al final del mes de enero y tú aún no has hecho el tsundoku de diciembre para tus followers?

            —Lo sé, lo sé, ¡maldita sea! El tiempo se me escapa entre los dedos como un Blandi Blub de marca blanca. Por cierto, Madre, que jamás imaginé oírle a Usted decir eso.

            —¿El qué?

            —Ya sabe, Madre, eso de los followers...

            —Yo tampoco, hijo mío, yo tampoco: los caminos del Señor son inescrutables. Para todos. Fíjate, yo misma, sin ir más lejos, convertida aquí en una marioneta de ficción al servicio de un autor pusilánime.

            —Oiga, Madre, tampoco se pase Usted. Y no se me ha olvidado el tsundoku. Es que no tengo tiempo…

            —No tienes tiempo, ya. Seguro. ¿Acaso no piensas en tu presencia online? ¿Qué va a ser de ella si no mantienes un blog como Dios manda?

            —La verdad, Madre, es que cada día me arrepiento más de haberle regalado a Usted un iPhone…

            —¡Qué sabrás tú, si fuiste un error de planificación?

            —Joder, mamá.

            —¡Niño! ¡Un respeto con tu Madre, leñe! Bueno, ¿vas a ponerte a escribir de una vez o qué?

            —Pero si estoy en ello, Madre, ¿es que no lo ve?

            —Pues no, no lo veo, no; yo sólo veo lo que quiero ver, como todas las madres del mundo, que pareces tonto a veces, hijo mío. A ver, ¿sobre qué libritos de esos que no paras de comprar vas a escribir ahora?

            —Pues mire, de este diccionario inglés-español. Llevo meses queriendo comprar uno bueno. He buscado por todos lados y he llegado a la conclusión de que el de Oxford es el mejor.

 
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            —Ya, ya. Menudo tocho. A saber dónde lo ponemos.

            —Pues eso no es nada, Madre. Mire este otro: “La gramática descomplicada”. Un manual de gramática, nada menos. Llevo un tiempo queriendo adentrarme en la materia y este parece un manual accesible y entretenido, porque la gramática muy divertida no es.

            —¿Gramática? Pero ¿qué pasa contigo, hijo mío? Todas esas mañanas llevándote al colegio ¿para qué leches sirvieron? Si es que eres un cabeza de chorlito, leñe: siempre lo había sospechado, pero ahora me doy cuenta.

            —Claro, Madre, claro. Pero fíjese en esta otra estupenda adquisición que le traigo aquí: un manual de traducción lleno de ejemplos prácticos, lo que ya es una rareza de por sí, porque es casi imposible encontrar un manual de traducción que no se pierda en masturbatorias teorías lingüísticas. A mí, que no tengo estudios de traducción, me va a venir muy bien.

            —Ya. Otro librito para coger polvo durante años. Menos mal que este es pequeño.

            —Pues espérese al siguiente, Madre: un tocho de 530 páginas con las escenas eliminadas de Drácula. Es el libro del mes del Club de lectura de Dentro del monolito. Por cierto, ahora que lo pienso, del libro de Stoker tengo una edición de Anaya del año la tana… quizá debería comprar esa edición fabulosa de 544 páginas de Reino de Cordelia que salió hace poco...

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            —¡Ni hablar! ¡Quita, quita! ¡Déjalo ya, desgraciado! Que no haces más que amontonar libros que no te va a dar tiempo a leer ni en tres vidas seguidas. Parece que no hagamos nada más que apilarlos, uno encima de otro. ¡Qué desastre, Señor! ¡Qué desastre! ¿Qué hacemos, a ver? ¿Qué hacemos?

            —Pues nada, Madre ¿qué quiere que le hagamos si yo no lo puedo evitar? ¡Seguimos acumulando!

Tsundoku noviembre 2019

Otro mes que se pasa volando, y yo pensando que solo tenía que hablar de un libro este mes. Y cuando empiezo a trastear me encuentro con cinco. ¿No os pasa a vosotros con los libros electrónicos que no sois muy conscientes de que están ahí, que se os olvidan nada más comprarlos? Al menos, un libro físico lo puedo ver sobre la mesa o la estantería, lo puedo tocar y oler, y eso crea un registro más sólido en mi recuerdo.

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El libro que sí recordaba era Lovecraft Country. Lo tenía en la lista desde hacía mucho tiempo, y me decidí ya por él, tras anunciarse la fecha de estreno de la serie de televisión que ha producido HBO basada en él. Será el año que viene. Leyéndolo, enseguida se da uno cuenta de la potencialidad que el libro tiene para el medio. De hecho, su primer capítulo me remitía a cada párrafo directamente al Get Out de Jordan Peele (quien es, precisamente, el productor de esta adaptación). El formato seriado está ya incrustado en el esqueleto del libro, pues cada capítulo narra la aventura de uno de los miembros de una familia de afroamericanos en el EE. UU. de los años 50, después de entrar en contacto con una red de logias ocultistas. Uno de los personajes es descendiente directo de uno de los fundadores de las logias, y el interés por preservar la línea de sangre les pondrá en el punto de mira de los jefes de las logias. Es un best seller de raza, de estilo fluido, adictivo y con algunas debilidades: las motivaciones de los personajes parecen poco convincentes, y las casualidades narrativas bastante forzadas para encajar en las exigencias de la trama. De Lovecraft se puede ver el reflejo, allí a lo lejos, si se tiene interés, pero nada más. La verdad es que no lo recomiendo. La adaptación me interesa más.

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Cuando vi que Pulpture, una de esas editoriales que todo aficionado al terror debe tener en su radar, había emprendido la titánica tarea de editar una revista de género, me entusiasmé. Y el entusiasmo creció cuando vi la portada y la línea en que se mueve su primer número: ese terror folk, rural, atávico y oscuro, que tanto me gusta. Así que me lancé de cabeza y me suscribí, porque el precio es interesante y creo que hay que apoyar estas iniciativas. La revista ya la he leído y doy fe de que merece la pena. Han dado en el clavo, por lo menos en este primer número, en esa estética y en esa temática. Me parece un lujo tener algo así en el mercado español. Por cierto, que abrieron convocatoria de relatos: más información en su web.

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Encontré una oferta en la web de la editorial Angry Robot Books que no se podía ignorar. Escogí estos dos libros electrónicos de entre todo su catálogo, pero no sé gran cosa de ellos, más allá de lo que leí en su página y en Goodreads. A la saca.

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Por último, el libro de Adam Nevill lo descargué después de escuchar el especial de This is Horror por su 300.º podcast, donde era entrevistado, entre otros interesantes autores, y mencionaba que ofrecía gratis este ensayo y colección de relatos en su web. Adam Neville es el autor de The Ritual, que tuvo su adaptación hace unos meses para Netflix, y, ya más recientemente, The Reddening, una novela folk horror que tiene muy buena pinta y probablemente caerá en breve.

Tsundoku octubre 2019

Ha pasado medio mes, pero yo no podía faltar a mi cita. Doy aquí debida cuenta de la caza de octubre:

La primera, un ejemplar físico. Este fue fácil: me lo trajeron a casa:

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Se trata de la lectura de octubre del molonísimo Club de Lectura de Terror Dentro del Monolito. Ya me adelantó José Luis en el Día del Tentáculo que probablemente trajera a Ketchum al club, y me pareció una gran idea. Siendo un nombre que aparece pronto cuando uno empieza a bucear en las sombrías aguas del género, aún no había leído nada de él. Ya lo he empezado a disfrutar: lentamente, padaleándolo, porque la obra, contra todas mis expectativas, me parece absolutamente magistral. 

Los siguientes trofeos, todos virtuales: cazados en la tienda de Apex:

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Todos los años, por estas fechas, Apex saca una jugosa oferta sobre su catálogo y uno, que no es de hierro, suele picar. Hay cosas muy curiosas. Concretamente, el Close your Eyes me interesa mucho.


Dejo lo mejor para el final: este gran trofeo que cazé sobre el terreno:

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Lo traje de su presentación en sociedad, que tuvo lugar en un centro comercial de Callao el pasado 30 de octubre. Jesús Palacios es otro de esos nombres que también aparecen pronto entre las aguas sombrías. Ya había leído alguna otra colección de ensayos coordinada por él y de entre su producción me interesa prácticamente todo.

La presentación formaba parte del festival Sui Géneris Madrid (antes conocido como Semana Gótica de Madrid), y venía precedida por una mesa sobre William Blake que me dejó ojiplático, porque no conocía la compleja mitología (el “Blakeverse”, como dirían ahora) que se inventó aquel buen hombre. Y eso que lo leí hace años, en mi tierna juventud. Me parece muy interesante y compleja, llena de inspiración y sugerencia. Sin duda tengo que investigarla más y me pregunto si habrá algún buen libro sobre el tema. Uno de los ponentes en la mesa era Javier Calvo, cuyo nombre se me quedó grabado por su descomunal traducción de las más de 1100 páginas del Shadow Country de Peter Matthiesen que devoré el pasado verano durante mi baja médica.

La presentación de Folk Horror me gustó mucho: excelente oratoria de Jesús Palacios, y muy interesantes contribuciones de las invitadas. El libro es estupendo. El tema me encanta y quiero explorarlo en profundidad. Siempre se habla mucho del cine, pero poco de literatura (siempre ocurre que se habla mucho de cine y poco de literatura, cuando esta supone la inspiración del primero en una gran parte de los casos, pero este es otro tema que da, como mínimo, para otra entrada), y yo creo que se pueden encontrar varias historias estupendas en este medio. Últimamente estoy recopilando la ficción de este subgénero que me voy encontrando en una lista de Goodreads que podéis consultar aquí.

Bien, eso es todo por este mes. Seguimos acumulando.